11/02/2007

Mi otro yo


Dentro de mi existe un pequeño ser llamado también Miguel. Es un ser muy chiquitito... pero gigante en bondad, alegría, esperanza y sueños. El otro soy yo, un ser mas grande, pero muy chiquitito en bondad, alegría, esperanza y sueños. No se porque seré yo mas grande y el mas chiquitito, pero así son las cosas... como me decía mi papá.
Mi papá un día hace mucho tiempo me lo dijo; - pronto te darás cuenta que dentro de ti vive otra persona mucho mas pequeña que tu. Es todo lo contrario a lo que eres, es como “tu otro yo”. mi abuelo y mi padre también lo tuvieron... son cosas de familia hijo -. Esas fueron las palabras de mi padre.
Por mucho tiempo trate de no pescar a mi otro yo. lo encontraba débil, algo tonto y demasiado soñador. Pero un día, hace muy poco tiempo atrás, me di cuenta que este pequeño ser se merecía una oportunidad. Es por eso que hoy he decidido dejarlo apoderarse de mi cuerpo... y me refiero a todo mi cuerpo. Tengo mucho miedo, pero igual lo haré. Así que aprovecho de despedirme y que me perdonen todos los que alguna vez hice sufrir. Bueno, chao.

8/29/2007

Hace mucho, mucho tiempo...


Luego de varios meses sin escribir en mi blog, tomo mi computadora y no se me ocurre nada.

...prometo volver a escribir muy pronto...

3/22/2007

Que vergüenza!!!




Un día cualquiera de un mes que no recuerdo en el año 1987 a mi madre se le ocurrió una “gran” idea, disfrazarme de pascuense para una actividad de mi colegio. Sin dudas ese día fue uno de los mas vergonzosos que recuerdo en mi vida, y no tan solo por el material del disfraz que era un saco blanco cortado en tiritas largas y finas, no. Tampoco por lo flacuchento que estaba o por la corona de papel volantín que tenia en la cabeza o por ser tan blanco, no. La vergüenza la sentí cuando mi mamá me puso una sunga negra (que usaba de traje de baño en el verano), debajo de las tiritas de saco. Lo de la sunga se lo tengo que agradecer a mi papá, que en su afán de sobresalir de los demás usaba ridículas sungas en el verano, y obviamente me arrastraba a mi para que siguiera su ejemplo. – En Brasil todos los hombres usan sunga güeon – me decía cada vez que me negaba a usarla.
En el trayecto de mi casa al colegio me imaginaba las burlas de mis compañeros al verme con la diminuta sunga debajo de ese ridículo disfraz de pascuense. Mi mamá me miraba por el espejo retrovisor del auto y notaba lo nervioso e incomodo que me encontraba. A pocas cuadras del colegio mi mamá se detuvo y me pregunto que me pasaba. Con un poco de temor a que se enojara le dije que la sunga me quedaba chica y que me apretaba mis diminutas presitas. Mi mamá con sus manos frías me acomodaba la sunga y con un gesto de extrañeza me hacia entender que todo estaba en perfectas condiciones – Que raro, esta sunguita te la compramos el verano pasado nomás -. Justo cuando mi mamá terminó de decir eso otro gesto en su cara me dio a entender que había comprendido la angustia que me provocaba la idea de tener que entrar al colegio con la mini sunga tipo colales, y con una pequeña sonrisa en la cara me dijo que volveríamos a la casa para sacarme la vergonzosa prenda y ponerme un pantalón corto. En ese momento el alma me volvió al cuerpo.
Cuando llegue al colegio no me importaban las burlas de mis compañeros por lo mariconcito y ridículo de mi disfraz. Creo que fue tanto el alivio que sentía en ese momento por no tener que usar la mini sunga que baile, corrí, grite y me reí como nunca antes lo había hecho en mi colegio.

1/19/2007

Exposición


La experiencia de exponer en una galería es sumamente pretenciosa. Te sientes importante, las personas te saludan, te miran y te felicitan. Eres la guinda de una torta. Esa es la idea


Exposición en galería Arcos; Santo Domingo # 789, Santiago.

1990


1990 fue un año distinto a los anteriores. Por primera vez en mi vida comenzaba a sentir cositas en el cuerpo, como mariposas en la guata y otras cosas parecidas.
Mis primeras experiencias amorosas fueron extrañas y dolorosas.
Francisca fue el comienzo amoroso de ese año y de mi vida- y para ser sincero- ella nunca me considero como su pequeño amante primerizo.
Por cosa del destino o por fuerzas telepáticas que mi pequeño cerebro infantil emitía, un día la profesora decidió sentarnos juntos. Lastima que fue el ultimo día antes de salir de vacaciones de invierno, por lo que debía esperar dos semanas mas para poder volver a sentirla cerca... aunque fuera por la fuerza. En esas dos semanas me armé de valor, con el propósito de confesar mis sentimientos a ella y así sellar nuestra relación que perduraría en el tiempo hasta el infinito. Incluso fabrique un perfume mezclando otros perfumes, el regalo ideal para una mujer como ella.
Durante ese tiempo (de vacaciones), una compañera de curso llamada Rose Mery, frecuentaba mi casa con insinuaciones amorosas muy delicadas y poco claras. No paso mucho tiempo para que comenzara a gustarme por lo enigmática de su personalidad. Nos besamos por primera vez en el baño de mi casa, después que mi mamá nos mandara a lavarnos las manos para tomar once. Era extraña- por eso me gustaba- pero nunca tanto como la Francisca, mi gran amor infantil. La Mery nunca me tomo muy enserio. Iba a mi casa, me besaba, tomaba once y se marchaba. La relación duro como una semana, no daba para mas.

La Chica, que era la mejor amiga de Francisca, era la encargada de hacerme gancho con su mejor amiga. La chica- por cosa de mujeres- se entero de mi “desliz” con Rose Mery y no paso mucho rato para que fuera a mi casa a amenazarme con contarle todo a Francisca. Cuando comenzó a regañarme por lo poco caballero que fui, la Chica sin razón alguna (para mi) empezó a llorar. Llorando me confesó que siempre había estado enamorada de mi y que nunca se atrevió a decirlo, hasta ahora. Con lagrimas en la cara y algunos mocos colgando, la Chica me abrazó y me besó. Por largo rato sus pequeños labios no se despegaron de mis pequeños labios, transformándose así, en el beso mas largo que había dado en toda mi vida.
Aquellas vacaciones de invierno fueron sin lugar a dudas, los días mas extraños que había vivido.

Lamentablemente cuando volví de vuelta al colegio una noticia triste me esperaba en la puerta de mi sala de clases. La Francisca se había enterado- por cosa de mujeres- de mi aventurilla con Rose Mery, y mas lamentablemente aun... se entero de mi gigantesco beso con su súper mejor amiga, la Chica. La esperanza de estar el resto de mi vida con Francisca... se fueron a la cresta. Ella nunca mas me hablo.

En el paseo de curso de fin de año me besé con una compañera llamada Pía, la archi-enemiga de Francisca. Esa relación duró 2 días. No daba para mas.