1/19/2007

Exposición


La experiencia de exponer en una galería es sumamente pretenciosa. Te sientes importante, las personas te saludan, te miran y te felicitan. Eres la guinda de una torta. Esa es la idea


Exposición en galería Arcos; Santo Domingo # 789, Santiago.

1990


1990 fue un año distinto a los anteriores. Por primera vez en mi vida comenzaba a sentir cositas en el cuerpo, como mariposas en la guata y otras cosas parecidas.
Mis primeras experiencias amorosas fueron extrañas y dolorosas.
Francisca fue el comienzo amoroso de ese año y de mi vida- y para ser sincero- ella nunca me considero como su pequeño amante primerizo.
Por cosa del destino o por fuerzas telepáticas que mi pequeño cerebro infantil emitía, un día la profesora decidió sentarnos juntos. Lastima que fue el ultimo día antes de salir de vacaciones de invierno, por lo que debía esperar dos semanas mas para poder volver a sentirla cerca... aunque fuera por la fuerza. En esas dos semanas me armé de valor, con el propósito de confesar mis sentimientos a ella y así sellar nuestra relación que perduraría en el tiempo hasta el infinito. Incluso fabrique un perfume mezclando otros perfumes, el regalo ideal para una mujer como ella.
Durante ese tiempo (de vacaciones), una compañera de curso llamada Rose Mery, frecuentaba mi casa con insinuaciones amorosas muy delicadas y poco claras. No paso mucho tiempo para que comenzara a gustarme por lo enigmática de su personalidad. Nos besamos por primera vez en el baño de mi casa, después que mi mamá nos mandara a lavarnos las manos para tomar once. Era extraña- por eso me gustaba- pero nunca tanto como la Francisca, mi gran amor infantil. La Mery nunca me tomo muy enserio. Iba a mi casa, me besaba, tomaba once y se marchaba. La relación duro como una semana, no daba para mas.

La Chica, que era la mejor amiga de Francisca, era la encargada de hacerme gancho con su mejor amiga. La chica- por cosa de mujeres- se entero de mi “desliz” con Rose Mery y no paso mucho rato para que fuera a mi casa a amenazarme con contarle todo a Francisca. Cuando comenzó a regañarme por lo poco caballero que fui, la Chica sin razón alguna (para mi) empezó a llorar. Llorando me confesó que siempre había estado enamorada de mi y que nunca se atrevió a decirlo, hasta ahora. Con lagrimas en la cara y algunos mocos colgando, la Chica me abrazó y me besó. Por largo rato sus pequeños labios no se despegaron de mis pequeños labios, transformándose así, en el beso mas largo que había dado en toda mi vida.
Aquellas vacaciones de invierno fueron sin lugar a dudas, los días mas extraños que había vivido.

Lamentablemente cuando volví de vuelta al colegio una noticia triste me esperaba en la puerta de mi sala de clases. La Francisca se había enterado- por cosa de mujeres- de mi aventurilla con Rose Mery, y mas lamentablemente aun... se entero de mi gigantesco beso con su súper mejor amiga, la Chica. La esperanza de estar el resto de mi vida con Francisca... se fueron a la cresta. Ella nunca mas me hablo.

En el paseo de curso de fin de año me besé con una compañera llamada Pía, la archi-enemiga de Francisca. Esa relación duró 2 días. No daba para mas.